jueves, 3 de noviembre de 2016

CINE: LAS DOS CARAS DE LA VERDAD

 Que soy una gran fan de Netflix todos lo sabéis, ¿Verdad? poder tener series y películas a la carta, para poder verlas cuando deseo y no tener interrupciones es genial. Si a eso le añadimos que el contenido de Netflix cada vez es más amplio, trayendo a su parrilla series y películas de ayer y hoy, es perfecto.

Y así, el otro día nos vimos una película que siempre me ha gustado (la habré visto como unas cinco o seis veces) y es que la interpretación de uno de sus protagonistas siempre me deja con la boca abierta.



Martin Vail, un ambicioso abogado de Chicago que es capaz de aceptar cualquier caso con tal de salir en los medios de comunicación.
Un día, decide ocuparse de uno que parece imposible ganar: la defensa de Aaron, un joven que es acusado del asesinato del arzobispo de Chicago, tras ser deternido mientras huía del escenario del crimen.

Un nuevo reto ante él, que no dejará que se le escape.

 

La primera vez que vi esta película me mantuvo enganchada de principio a fin. La historia tenía su qué y siempre me han gustado esas películas (o series) de abogados que se creen dioses y luego... pasa lo que pasa.

Y es que Martin Vail es un abogado ambicioso, soberbio, egoísta y egocéntrico de reputado nombre en la profesión que se cree que tiene el mundo a sus pies. Así que cuando sale a la palestra este nuevo caso: un chico desconocido ha matado a sangre fría al arzobispo de Chicago, no lo duda ni un momento. Trabajará gratis para defender al chico de la pena de muerte y así, además, ganará mucha publicidad y saldrá en toda la prensa. Para él todo es ganar y ser el mejor.
Después está Aaron. Un joven monaguillo. La policia lo atrapó lleno de sangre después de que escapara de la habitación del arzobispo. Todo apunta a que él es el asesino. Pero cuando lo miras a la cara. Cuando lo tratas y hablas con él, sinceramente, el chico es todo amor y es imposible que él matara a nadie. O eso es lo que todos creen.


La película nos quiere enseñar el problema del sistema judicial y es que está llevado por personas que, como todos, son imperfectas, manipulables y a veces débiles.

Richard Gere es nuestro abogado protagonista. La verdad es que el papel le queda ni que pintado, porque con esa cara de chulito que no ha roto un plato le queda estupendo. Un hombre que cree en la bondad innata de la gente y luego se encuentra con desagradables sorpresas.

Después está Edward Norton, que se dio a conocer con este papel de actor de reparto. Debo decir, y nunca me cansaré de repetirlo, que esta película (para mi) no sería lo mismo si él no estuviera. Su papel es magistral, digno de un Oscar (tanto es así que estuvo nominado por ello). No te lo puedes imaginar en otro sitio, haciendo otra cosa, porque Aaron es un chico dulce, amable y tartamudo que tiene miedo de todo y cree que Martin va a salvarlo. Creo que hoy día esta película sigue en mi memoria gracias al papel de este actor, que por cierto, eclipsa del todo al protagonista y se hace incluso más grande, y por el final.



El final, en su día a mi me impactó. No me lo esperaba. Me dejó boquiabierta  y sin saber qué decir. Puede que hoy día, eso haya cambiado y alguien que no la ha visto antes, descubra cuál es ese final, pero para mi fue toda una sorpresa. Sorpresa que no esperaba y sorpresa que hizo amar más este film.

Así que si todavía no la has visto. No sé a qué esperas. Si la has visto, quiero que me cuentes si tus percepciones son iguales, o parecidas, a las mías.

2 comentarios:

  1. ¡Hola!
    Esta película la he visto varias veces y es buenísima, no te esperas para nada ese final. Totalmente de acuerdo con el papelón de Edward Norton, es increíble.
    ¡Un besazo, guapa!

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    Respuestas
    1. Hola!

      Gracias por tu comentario. La verdad es que aún hoy sigue sorprendiéndome :)
      MUAS!

      Eliminar

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