miércoles, 11 de enero de 2012

Suerte vuelve... (8)

La fase dos estaba compuesta por... dejarlo beber sin molestarlo.

Ana y yo nos levantamos del sofá, fuimos a la cocina y estuvimos hablando mientras le pusimos la MTV para que viera esos vídeos donde las mujeres salen medio desnudas.

- Por lo visto fantasea con ellas. Así que bebe para olvidar que está casado.
- Eso no te molesta - le digo a Ana
- No. La verdad es que le entiendo. No sé. Creo que si seguimos casados es por la comodidad y la rutina que tenemos. Creo que un día, uno de los dos despertará y abandonará al otro.
- Ya... Como nosotros. Solo que yo no pensaba que él me abandonaría....
- No te tortures más. Lo hecho, hecho está. Lo que tenemos que hacer ahora es saber donde está el dinero. A él, sinceramente, ¡que le den!
Me quedé anonadada con esas palabras. Yo era una fiera en mi trabajo. Nadie podía ganarme, siempre me sentía superior a todos los que me rodeaban. Siempre me creí mejor que ellos, pues mi trabajo así lo pedía. No podía ser una mosquita muerta. 
En cambio ahora, si una sola persona de la oficina me viese en esta situación, en este estado, vestida así, con el pelo sin arreglar, .... Sentiría una vergüenza atroz. Pero no es el caso, por suerte Ana me devuelve a la realidad. Ella tiene razón, lo importante no es que me deje y yo tenga que pedirle explicaciones. La verdad es que sobran. Lo verdaderamente importante es encontrar el dinero. Dinero que me dieron a mi y yo le confié. Dinero que me ha robado de mala manera, pues me ha estado mintiendo todo este tiempo. 

Pero aunque quiero aparentar que no me importa que se fuese con otra, eso me mortifica más que el dinero. ¿Con quién se ha ido?¿Por qué?¿Es mejor que yo?, nadie es mejor que yo. Eso es lo que solía pensar hasta que me pasó esto.

Volviendo al momento en que estaba con Ana en la cocina...
Jordi se fue bebiendo la botella de Chardonnay, mientras veía a mujeres medio desnudas, con latex y botas de las que yo llamo "de putilla". Después, no sé cómo se pudo sostener en pie, llegó al minibar y se preparó un whisky. Esa noche me di cuenta de que Jordi tenía un problema con la bebida, y ese problema tenía nombre de Ana.

Treinta minutos después de dejarlo solo, frente a la caja tonta de 52 pulgadas, fuimos a ver qué hacía y si ya era el momento de la fase tres. No nos dimos cuenta, pero entre Ana y yo también acabamos con otra botella de vino en la cocina y estábamos algo achispadas.
Yo no lo sabía, pero cuando Ana estaba un poco bebida se ponía cariñosa y a veces (como aquella noche) cachonda. Tanto que quería hacerlo con su marido encima de mi sofá y le daba igual que yo estuviese. Me quedé atónita con la situación y si no hubiese querido saber el paradero de mi ex y el dinero, los habría hechado a patadas de mi casa. 
Ana se fue calmando. Intenté que no bebiese nada de alcohol, mientras intentaba que a Jordi no se le pasara la borrachera. Fue un trabajo difícil, pero por fin Ana reconoció que se había comportado de una manera, extraña, dejémoslo en eso y, pudimos proseguir con el plan.

Como he contado, no dejé que a Jordi se le pasara la borrachera y llevaba unos cinco minutos hablando solo, cosas sin sentido. Ana me dijo que era el momento de la fase tres. El interrogatorio.

- Este es el momento propicio. Cuando Jordi está borracho solo sabe contar secretos. Es una manera con la que puedo saber si me miente o no. Es muy efectivo, la verdad. Ahora nos dirá donde está el dinero, por que seguro que el capullo de tu marido se lo ha contado todo.
- Eso espero, la verdad. Por que necesito saber dónde está....

Ana y yo estábamos sentadas a cada lado de Jordi. Éste no paraba de decir cosas sin sentido. Me estaba poniendo nerviosa, pero Ana era como un témpano de hielo, ni se inmutaba.

- Tenemos que estar serenas. Siento lo de antes. La verdad es que cuando bebo parezco otra persona.
- No importa. Prefiero olvidarlo y centrarnos en esto.
- Sí, sí. Lo mejor es hacerle una pregunta que nunca respondería. Ya verás.

Ana miró a su marido, le puso la mano encima de su muslo, para que se centrara en ella y en su voz y fue haciéndole preguntas vergonzosas, que Ana ya sabía, para ver si, realmente estaba borracho. Después de la tercera respuesta dejé de escandalizarme. Ojalá hubiese tapones para los oídos, o algo que me hiciese borrar esto de mi mente, pensé mientras ese hombre seguía relatando a Ana cual había sido su última infidelidad y con quien. Para mi asombro, había sido con la recepcionista borde. 
Creo que a Jordi le gustan las mujeres dominante. Aunque con lo mojigato que es, no me extraña. Yo no podría estar con alguien así, es tan.... predecible. 

Ana me había contado en la cocina que este matrimonio fue por conveniencia de ambos. Era un matrimonio sin amor, con un pacto entre ellos. Ana era una persona que no le gustaban las relaciones y eso se veía cuando trataba con la gente. Conocía a Jordi desde pequeños y él siempre fue un niño que le mangoneaban. Para que los padres de ambos les dejaran vivir sus vidas, decidieron salir juntos. Aunque no fuese verdad, del todo. Al final se casaron e hicieron un pacto. Podían acostarse con otras personas, con precauciones y siempre estar disponible para el cónyuje. Nunca lo había imaginado. No podía creer que algo así existiera entre dos personas. Siempre pensé que Ana era demasiado buena para aquel hombrecillo.

Me resultó muy triste, al principio. Luego, cuando lo pensé con sangre fría, me di cuenta de que Ana era una mujer lista. No se ataba a nadie que le hiciese perturbar su vida, su trabajo,... Ella había marcado claramente sus prioridades en la vida y no era estar con su marido. La tonta, como muchas otras, había sido yo, por pensar que mi hombre quería estar conmigo siempre. Ahora, después de unos meses me doy cuenta de lo equivocada que estaba. Yo soy libre y eso hace que pueda estar con quien quiera y hacer lo que quiera, sin tener que rendir cuentas a nadie. Pero en ese momento y con todo tan caliente (pensad que no hacía ni 24 horas que me había abandonado y solo me había dejado 10€).

Después de aquel bochornoso momento de infidelidades, Ana me dio pie para que le preguntara por mi ex, y para mi asombro, no me costó nada que empezara a hablar. 

Jordi me lo contó todo. Eras demasiado buena y permisiva con él, siempre hacía lo que quería y tu no te dabas cuenta, me iba contando cosas anteriores. Cosas que no sabía y que ahora cobraban mucho sentido.

- Él nunca ha sido ese hombre bueno y generoso que todos se piensan. Siempre fue frío y calculador. Si estaba contigo era, por que sabía que tu eras de la misma calaña. Siempre supo que robabas en la oficina y a él no le importaba. Al contrario, siempre me decía que era lo mejor que podías hacer, pues así tu sueldo os lo gastabais en esos viajes de ricos que hacíais, o si no siempre le hacías el regalo que te pedía. Me acuerdo el día que llegó con su coche nuevo a la oficina. No tuvo ningún pudor en decir que se lo había regalado su esposa, por que simplemente estaba con ella. Me pareció patético.

PATÉTICO.... esa era la palabra que me describía Jordi. No podía llegar a pensar cuanto tiempo estuvo engañándome, todo lo que me había creído....

- Te engañó varias veces, pero yo siempre era su coartada. Sé que hice mal, sé que te lo tenía que decir, pero la verdad, no pensé que fuese tan grave. Hasta que el otro día llamaste tan preocupada. Podía haberte mentido como hacía siempre, pero no pude hacerlo. A él siempre le ha encantado coquetear con las clientas, nunca se ha liado con nadie del bufete, por que podías pillarle. En cambio sabía que con las clientas era diferente... Siempre era con ellas.
- ¿Se ha ido con una clienta del bufete? - no podía creerme lo que me estaba contando- ¡Qué ciega estaba!
- Sí. Con Sofía. Nuestra última clienta. Se estaba divorciando de un multimillonario, por ponerle los cuernos con el jardinero, o algo así. No lo recuerdo, aunque...
- Jordi, céntrate - Ana intenta que no pierda el hilo de lo que habla, para que siga contando cosas.
- Sí, sí. Estaba con ella estas últimas veces. Se veían en un hotelito, en el que ella se hospedaba. Además se reía mucho cuando me lo contaba, pues dice que tu trabajo estaba cerca... Por lo visto, me contó que Sofía era una estafadora. Que se había casado para sacarle el dinero a este hombre, pero le había salido mal, por que firmó un acuerdo prematrimonial y se iba a quedar sin nada.
- Si había acuerdo, ¿por qué el juicio, los abogados, ...?
- Ella le denunció, por que ese contrato lo firmó borracha. Este hombre fue muy listo...
- Sí, sí, ya.....¿y qué pasa con el dinero? ¿dónde han ido?
- Donde tu dijiste... Una isla, ¿no? - Encima se habían aprovechado de todo lo que yo había buscado para nosotros. Mi mundo se desmoronaba cada vez que Jordi abría esa boca. - Cuando perdiste tu trabajo, ellos dos ya estaban juntos. Recuerdo que él se enfadó, pero no por que perdieras tu puesto, si no por que te habían pillado. 
- No me lo puedo creer.
- Él mismo fue a hablar con tu jefe, para ver si te devolvían el trabajo, por que quería que estuvieses ocupada. Llevaban meses juntos y querían que todo siguiese igual. Cuando pasó todo esto, ella quiso romper la relación. Pienso...
- No pienses Jordi - dice Ana - sigue con lo que nos contabas.
- ¡Ah sí! - dice - la verdad es que lo de la indemnización vino caída del cielo. Después de ver que tu eras una persona normal y que tenías estos problemas, él quería abandonarte. No quería saber nada de tí, por que, según él, eras una perdedora sin futuro. Llamó a Sofia y sé que quedaron. A partir de ahí no me contó mucho más. Supongo que se lo contó todo y ella al pensar en el dinero, pues claro...
-¿Pero cuánto te pagaron?
- Un millón. 
- ¿En serio? - Ana no daba crédito a lo que le contaba.
- Sí, un millón para que mantuviese la boca cerrada sobre el hijo de una persona importante y sus inclinaciones sexuales. 

Después de que Jordi terminara por contarme todo lo que necesitaba saber, me quedé allí, sentada, pensando en qué podía hacer. Ana, aunque no lo pareciera en un primer momento, se portó como una verdadera amiga, ofreciéndome toda su ayuda. La verdad es que la acepté. Necesitaba una mente fría y calculadora para saber qué hacer con él.

- Creo que será mejor que nos vayamos. Mañana llamaré a la oficina. Me deben muchos días de vacaciones y me las voy a tomar ahora. Cuando Jordi esté sereno y no se sienta culpable por lo que ha hecho, le preguntaremos todo lo que podemos hacer legalmente. Creo que no será mucho. Pues la cuenta es conjunta del matrimonio y los dos podéis disponer del dinero cuando queráis. Por eso nosotros tenemos cuentas separadas. Solo tenemos conjunta la de gastos. Donde ponemos lo justo y  necesario, así me ahorro estas tonterias... Perdona - se ha dado cuenta de que podía ofenderme.
- No pasa nada. Tienes razón. He sido la mayor tonta del mundo.

Al día siguiente lo vería con más perspectiva. En ese momento, no podía pensar en nada. Solo pensaba en las palabras de Jordi. Varias mujeres, no era el hombre que pensaba, se marchó con otra,...

1 comentario:

  1. Pati!!

    Me encanta genial :-) Ahora que
    lo pueda trincar (momento venga-
    tivo). A esto se le llama crear ambiente, tensión y enganchar.

    Enhorabuena, a seguir así.

    Montserrat

    ResponderEliminar

¿Quieres decirme algo? Aquí te espero. Siempre con respeto hacia los demás, por favor.
No tolero los spam. Si quieres hablarme de tu blog, para que me pase y te siga, envíame un correo y estaré encantada de pasarme por ahí. No tolero que se haga publicidad en este blog, así que todos aquellos que solo me ponen su blog, serán borrados automáticamente.

¡Gracias por pasaros! Pues el blog se alimenta de vuestros comentarios.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...